UNIDAD 4 - EVALUACIÓN: Actividad de introspección

La evaluación y yo



Reflexiono sobre mi práctica docente y cómo evalúo.

Lo primero que encuentro es que en demasiadas ocasiones, especialmente al comienzo de mi recorrido profesional como maestra, solo he calificado.
Es frecuente pensar que la evaluación es llegar a poner una nota en el boletín de calificaciones de tu alumnado pero eso es totalmente incorrecto.

Actualmente cumplo con esa obligación que me impone la administración, con desagrado y disculpándome por ello ante alumnado y familias. ¡Qué triste es dejar todo expresado en una nota numérica! Pero ahora intento centrarme en una evaluación formativa, que informe al alumnado de la ruta a seguir para adquirir un verdadero aprendizaje. 

A veces uso instrumentos poco dados a esa evaluación, exámenes orales o escritos que piden demasiado la réplica de contenidos y poco la aplicación de las competencias adquiridas. Este es un aspecto que intento mejorar, introduciendo cada vez más competencias y siendo la retroalimentación en forma de comentarios, no nota numérica.

Las rúbricas me parecen un recurso fundamental para guiar al alumnado, pero mostrándolas desde el comienzo de su actividad, para que guíen el proceso. Las utilizo a menudo, aunque no con toda la frecuencia que me gustaría pues uso las que elaboro yo, con todo muy matizado en función del alumnado concreto...y lleva mucho tiempo. Además he de incorporar alguna herramienta digital (ej. excel) para ellas.

Por otro lado, me resulta imprescindible la observación directa (con listas o plantillas de qué es lo que interesa recoger) y el portfolio del alumno/a, es decir, su cuaderno personal.

Me parece imprescindible la autoevaluación y la coevaluación del alumnado; trabajarlo de forma constante les da una perspectiva mucho más acorde de lo que han de mejorar y lo que han conseguido: dejar la evaluación solo al docente la empobrece.

Así mismo, intento realizar estos ejercicios de reflexión de mi práctica docente para mejorar y suelo recabar del alumnado y familias su opinión respecto a la misma, sin embargo necesito sistematizar estos aspectos.

Sin lugar a dudas, cuando trabajo en un proyecto la evaluación acaba siendo más completa y valiosa para todas las partes y es entonces cuando la calificación queda relegada a un segundo plano, olvidada incluso por el alumnado que ha quedado atrapado por el trabajo cooperativo hacia un producto final que le emociona.

La evaluación y mi centro



Respecto a la evaluación del alumnado siento que gran parte del profesorado de mi centro está anclado en prácticas tradicionales y que el peso fuerte lo llevan los controles escritos donde se pide replicar la lección y se busca llegar a la calificación numérica.

Los criterios de calificación contemplan, a grandes rasgos:
  • Pruebas
  • Cuaderno y tareas
  • Actitud
Se han ido modificando los porcentajes de cada apartado y se han incluido matizaciones que permitan una evaluación más adecuada, sin embargo, aun muchos compañeros/as se limitan a lo descrito en el primer párrafo.

Por otro lado, en el centro se han incluido prácticas de autoevaluación (ligadas normalmente a la elaboración de la memoria final, pero también impuestas por la administración en determinados cursos o momentos) que han de derivar en planes de mejora. 
Lo que no sé es si somos todos/as muy sinceros respecto a nuestra practica docente... 

Desde la administración se nos evalúa de forma sistemática, no obstante hecho a faltar esa parte formativa que debería llegar desde la inspección educativa y que nos guíe en cómo mejorar lo que ha resultado deficiente o inadecuado.





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